Las alteraciones en los patrones de sueño, pueden contribuir a que se experimente fatiga. La persona puede sentirse desganada, sin fuerzas para realizar las cosas. Aquellas tareas que por lo general no requieren de mucho esfuerzo, pueden convertirse en tareas agotadoras, y completarlas se vuelve realmente difícil. Incluso el salir de la cama, puede ser un gran reto. Por lo que, al no rendir como se espera en el trabajo, en el hogar y en la vida cotidiana, se experimenta frustración y aumenta la desmotivación y desesperanza.